Salvando los bosques nublados: ¿Cómo protegen los guardabosques estos ecosistemas amenazados?

Miércoles, 02 Abril 2025

Un curso de capacitación en conservación para mejorar las capacidades locales de conservar los bosques nublados en la República Dominicana.

En las cumbres neblinosas de la República Dominicana, donde el aire fresco se adhiere a los árboles y florece la biodiversidad, se encuentra uno de los ecosistemas más amenazados del Caribe: el Bosque Nuboso Tropical Montano. Estos bosques, ricos en especies endémicas, son vitales para la biodiversidad y la regulación del agua, pero están desapareciendo a un ritmo alarmante.

A pesar de estos retos, sigue habiendo esperanza.

Una nueva asociación entre científicos de RBG Kew y organizaciones locales está dotando a los guardas forestales de conocimientos adicionales para salvaguardar estos preciosos paisajes. Aunque técnicamente se considera un esfuerzo de conservación a pequeña escala, la iniciativa, que se apoya en la formación para la conservación de semillas, está demostrando ser una poderosa herramienta para restaurar y proteger los bosques nubosos de la región.

Pero, ¿qué hay que hacer para salvar un bosque? Aquí le mostramos lo que hay que hacer para garantizar que las especies endémicas sigan prosperando en la República Dominicana.

Guardaparques: Los guardianes de la conservación de los bosques locales

En noviembre de 2024, el equipo del Millennium Seed Bank Partnership (MSBP) de Kew enfocado en Latinoamérica, junto al Jardín Botánico Nacional (JBN), la Fundación Moscoso Puello (FMP) y la Fundación Progressio (FP), organizaron un curso de formación en conservación de semillas destinado a formar guardaparques locales.

Esta iniciativa, financiada por la Embajada Británica en Santo Domingo, tenía como objetivo mejorar la capacidad local de recolección y conservación de semillas de árboles nativos, cruciales para la restauración del bosque nuboso.

Conservación de los bosques de magnolias

Este curso apoyó un proyecto de mayor envergadura para restaurar los bosques amenazados de magnolias en la República Dominicana, como parte del Programa Mundial de Bancos de Semillas de Árboles de Weston (GTSBP).

El proyecto se centra en la conservación y el uso en la restauración de especies arbóreas asociadas a los bosques de magnolias, así como de tres especies de magnolias amenazadas:

  • Magnolia domingensis
  • Magnolia hamorii
  • Magnolia pallescens

Los guardaparques formados durante el curso son ahora parte fundamental de esta misión. En el Parque Nacional Valle Nuevo, ayudan a vigilar y recoger semillas de especies amenazadas como Podocarpus buchii y Juniperus gracilior, asegurándose de que se conserven y estén listas para la reforestación.

Al trabajar directamente con los científicos, estos guardabosques tienden un puente entre la ciencia de la conservación y la acción sobre el terreno.

La formación, de una semana de duración, tuvo lugar en la Reserva Científica Ébano Verde (REV) y combinó el aprendizaje en el aula con el trabajo práctico sobre el terreno. Los guardabosques aprendieron a identificar las semillas maduras, a utilizar técnicas de recolección de semillas, y a entender la gestión posterior a la recolección para maximizar su viabilidad. Estos conocimientos serán fundamentales para garantizar la propagación y conservación de las especies arbóreas amenazadas.

Un comienzo tormentoso: superar los retos

La semana de formación empezó de forma dramática, con una tormenta inesperada que se abatió sobre las montañas y empapó la Reserva con una lluvia torrencial. Pero ni el tiempo ni las difíciles condiciones nos hicieron perder el ánimo. Con algunos ajustes rápidos del programa, las actividades siguieron adelante.

La jornada se inauguró oficialmente con las palabras de bienvenida del Ing. Pedro Suárez, Director del JBN, que marcó el tono de lo que sería una experiencia transformadora para todos los participantes. El equipo de Kew, compuesto por Michael Way y por Silvia Bacci, comenzó a explicar los primeros módulos del curso, seguidos por los socios locales responsables de los distintos contenidos educativos.

Manos a la obra en el bosque

Cada día de formación traía consigo nuevos retos y descubrimientos. El segundo día, los guardas hicieron su primera salida al campo. Equipados con pequeñas tijeras de podar y lentes botánicas, aprendieron a evaluar la madurez de las semillas mediante pruebas de corte, una habilidad esencial para garantizar su viabilidad a largo plazo.

En los días siguientes, los guardaparques recorrieron el bosque y se toparon con especies objeto de conservación, como el Podocarpus buchii, una especie de bosque nublado en peligro crítico. Desafortunadamente, las semillas aún no habían alcanzado el estado de madurez adecuado para su recolección, pero se registraron las coordenadas GPS precisas para garantizar que el árbol pudiera encontrarse de nuevo.

La recolección de semillas de sangre de gallo o palo de cotorra (Brunellia comocladiifolia), una especie arbórea pionera típica de los bosques nublados, resultó especialmente complicada debido a la presencia de pequeños pelos urticantes que cubren los frutos.

También, se recogieron semillas de sabina (Juniperus gracilior), otra especie arbórea en peligro crítico cuya conservación es prioritaria.

De la semilla al retoño: restaurar el bosque

Uno de los momentos culminantes de la formación fue la visita al vivero REV, gestionado por FP. Allí, los guardaparques fueron testigos de primera mano de la propagación de las plántulas de magnolia, un proceso lento pero vital. Las magnolias tardan hasta dos años en crecer lo suficientemente fuertes para la reforestación, por lo que es necesario cuidarlas en condiciones controladas antes de plantarlas en los lugares de restauración.

Una vez en el campo, se recogieron con éxito las semillas de violeta cimarrona (Turpinia occidentalis), continuando con una significativa actividad de grupo: plantar plantones de ébano verde (Magnolia pallescens) en un lugar dedicado a la restauración. Este momento simbolizó perfectamente la esencia de la formación: dar los mejores pasos hacia la reconstrucción de estos bosques amenazados.

Fortalecimiento de las redes de conservación

Más allá de la formación técnica, el curso fomentó una red duradera entre guardaparques, científicos y conservacionistas. Un grupo de WhatsApp conecta ahora a los participantes con expertos, lo que permite controlar en tiempo real la madurez de las semillas y reaccionar con rapidez a los cambios medioambientales. Esta colaboración es crucial, sobre todo porque el cambio climático altera la fenología de las plantas y modifica el calendario de dispersión de las semillas.

Mirando al futuro: Un futuro para los bosques nublados

Mientras el Proyecto Weston continúa, se están realizando esfuerzos para ampliar las actividades de conservación y seguir reforzando la experiencia local. Con viajes de trabajo de campo previstos para este año, los guardaparques seguirán desempeñando un papel vital en la protección de estos bosques.

Los esfuerzos de conservación a pequeña escala, como la formación de guardaparques en el uso de semillas, pueden parecer una gota en el océano. Sin embargo, a medida que estos guardaparques locales adquieren las habilidades y conocimientos necesarios para proteger sus bosques, se convierten en poderosos agentes del cambio. Gracias a las asociaciones del GTSBP de Weston, el futuro parece más prometedor para los bosques nublados de la República Dominicana.